El día de ayer en la noche, el ministro de Comunicaciones Ernesto Villegas había dado a conocer que una nueva y grave infección pulmonar se había desarrollado en el paciente Chávez y que él se aferraba a Cristo y a la vida. Eso era para mí un mensaje en clave de que las cosas no andaban bien. Una nueva infección pulmonar en un paciente tan enfermo es algo muy ominoso.
El parte agregaba también que el paciente había recibido una “quimioterapia de alto impacto”, un término inventado y que no existe en oncología. Al escuchar eso pensé inmediatamente en el grave error médico que suponía el darle quimioterapia (sea cual fuere su impacto) a un paciente tan grave. Eso era solo agilizar su camino a la muerte.
Hasta ahí todo bien. Las cosas no andaban bien, pero no era muy diferente a lo que ya se sabía, ya se habían brindando partes similares anteriormente. Pero luego vinieron las declaraciones de Maduro y unas horas después se anunció la muerte de Chávez. Esta se esperaba, pero de todos modos la noticia se convirtió en seguida en una bomba mediática.
¿De qué murió Chávez?
Desde el 8 de diciembre pasado,
Chávez ya calificaba como un paciente con cáncer terminal. Su enfermedad había regresado por segunda vez después de todos los tratamientos que la oncología moderna le pudo brindar. Pero desde el punto de vista respiratorio, él estaba intacto, habló durante mucho tiempo y no hubo ni un atisbo de que tuviera algún problema de esta índole. Subió caminando por sus propios medios y se fue a Cuba solo 4 semanas antes de la toma de poder. ¿Por qué tuvo que ser operado con tanta premura? ¿Qué operación le practicaron?... es un misterio.
Como lo dijimos en el
post anterior, Chávez fue operado y como complicación de esa intervención desarrolló una grave infección pulmonar que provocó que tuviera que ser conectado a una máquina de respiración asistida (ventilación mecánica) durante varias semanas. Levemente recuperado de esa complicación, la familia y los médicos deciden regresar con él a Caracas.
Al respecto, la gente se pregunta por qué volvió a la capital venezolana, por qué no se quedó allá para recuperarse más tiempo.
En la práctica médica, es muy común que cuando las cosas no van bien con el paciente y se prevé un desenlace fatal, la familia y los médicos deciden el regreso del paciente a su lugar de origen. Me sucedió muchas veces en Lima, cuando pacientes que habían venido de las diversas provincias del Perú me pedían que les aconseje si “era el momento de regresar a su pueblo natal”. Me sucede aquí, en EE.UU, cuando los pacientes me preguntan si su familiar debería regresar a su país “antes de que las cosas se pongan más graves”.
Estoy seguro que los médicos desahuciaron a Chávez en Cuba y en coordinación con la familia decidieron el regreso a Caracas para esperar la muerte.
¿De qué muere un paciente con cáncer?
El cáncer mismo casi nunca mata al enfermo. El paciente muere por alguna complicación ocasionada por el cáncer.
En el caso del presidente Chávez, la complicación fue la infección pulmonar. Es muy probable que en las ultimas horas él haya desarrollado una bronconeumonía (anunciada ayer por el ministro Villegas como una nueva y grave infección pulmonar). Las bronconeumonías consisten en múltiples infecciones pulmonares que prácticamente convierten a los pulmones en dos masas de pus.
En otros casos, el cáncer ocasiona la muerte por aplastamiento del cerebro (tumores cerebrales) o sangrados masivos (leucemias) o graves infecciones (leucemias o linfomas).No es tan frecuente que un paciente muera consumido por el cáncer mismo (eso se llama
caquexia).
¿Es posible que alguien “le cause” cáncer a otra persona?
Las palabras del Sr. Maduro en la mañana del martes fueron claras;
él dijo que a Chávez le habían “
ocasionado” la enfermedad. Dijo que iba a formar un comité científico de investigación y que “ya tenia algunas pistas” que probaban lo que afirmaba.
Nada más lejos de la verdad. El cáncer no puede ser inoculado a una persona. Lo que sucede es que las células cancerosas son células vivas y por lo tanto presentan todas las características de todas las células vivas, entre ellas, que tienen unos “sellos inmunológicos” especiales, llamados complejos MHC (Major Histocompatibility Complex).
Estos complejos MHC son moléculas que se encuentran en la superficie de las células y hacen que los tejidos sean únicos y específicos para un tipo de animal (o de persona).
Estos complejos MHC son muy importantes cuando se hacen trasplantes de órganos pues al ser “reconocidos” o “desconocidos” por el sistema de defensa del receptor, determinan si el órgano trasplantado será aceptado o rechazado por el paciente.
Los complejos MHC (presentes en todos los animales) reciben un nombre especial en los seres humanos, se les llama los complejos HLA (Human Leukocyte Antigen). Es por eso que antes de un trasplante hay que buscar que el donante sea “compatible”, lo que significa que su HLA (MHC humano) debe ser lo mas parecido posible al del receptor. Eso se consigue cuando el donante es un familiar muy cercano a este.
De tal modo, resulta imposible “inocular” un cáncer, ya sea por la vía oral (mezclado en una bebida o comida) o por una inyección en la vena, en la grasa o el músculo. De ser inyectado, el sistema de defensa del receptor mataría inmediatamente las células cancerosas trasplantadas de igual modo que se rechaza un órgano que es incompatible. Ingeridas por la boca, las células cancerosas serían digeridas inmediatamente por los jugos gástricos e intestinales.
¿Es posible “envenenar” a alguien para que desarrolle cáncer?
Esa sería la segunda posibilidad, que alguien le administre una sustancia química o una sustancia radioactiva a una persona para que esta desarrolle cáncer.
De que las sustancias químicas causan cáncer no hay duda, el cigarrillo es el mejor ejemplo. Existen decenas otras sustancias químicas que también pueden provocar la mencionada enfermedad. La
IARC(International Agency for Research on Cancer), un brazo de la Organización Mundial de la Salud, reconoce 109 sustancias que definitivamente causan cáncer, 65 que probablemente la causan, 275 que posiblemente lo causan (entre ellos el teléfono celular) y 503 que no son clasificables como causantes de cáncer.
El asunto es que para que una sustancia química cause cáncer es necesario un larguísimo tiempo de exposición al elemento químico y aquí estamos hablando de dosis constantes y prolongadas durante muchos años. La idea de que una sola dosis del “veneno” pueda causar cáncer no tiene fundamento científico.
Podemos concluir entonces que desde el punto de vista científico, es imposible “inocular” cáncer o “dar un veneno” para causar la enfermedad a otra persona. Lo que ha hecho el Sr. Maduro es crear un verdadero “psicosocial”. Él ha plantado en la mente de la gente una idea que por descabellada que sea, se quedará para siempre en el pensamiento de millones de personas quienes creerán, hasta el fin de sus días, que “el imperio” o quien quiera que sea, le causó el cáncer al Sr. Chávez. Cuando la gente es fanática, no hay nadie que le pueda sacar de la cabeza una idea y el Sr. Maduro ya la plantó para siempre.
En resumen, el cáncer del Sr. Chávez ha tenido una sobrevida de solo 21 meses y ha sido muy agresivo. Nunca respondió completamente a los tratamientos y, de acuerdo a la teoría, es probable que el fallecido mandatario haya nacido con la predisposición genética para desarrollar este tipo de cáncer, el cual nunca se dio a conocer a la opinión pública.
Las estadísticas alarman: uno de cada dos hombres y una de cada tres mujeres desarrollará cáncer en el transcurso de su vida y solo el 70% de esos cánceres pueden prevenirse o detectarse.
El 30% restante (como el que le tocó al Sr. Hugo Chávez), le puede dar hasta al hombre más monitoreado del mundo.
Descanse en paz, Sr. Hugo Chávez.